Ver lo bueno

Podemos optimizar increíblemente nuestra calidad de vida si de algún modo, logramos poner en práctica el ejercicio diario de esforzarnos en ver los aspectos positivos de las cosas. Incluso lograremos contar con más y mejores herramientas al momento de necesitar resolver un problema, ya que un estado emocional y mental equilibrado favorecerá el correcto funcionamiento cerebral y el rápido discernimiento ante la toma de decisiones.




La perspectiva que ofrece este nuevo comportamiento cambia positivamente muchos aspectos de la vida, mejora la salud en general, estabiliza las relaciones con los demás y plantea el comienzo de un camino que conduce a los beneficios de la reflexión, autocrítica e introspección. Mediante la práctica regular de este estilo de pensamiento, encontraremos respuestas que nunca antes habíamos tenido a preguntas tales como: “Por qué me pasa siempre a mí?”, “Cómo hago para que entiendan?”, “Cuándo termina esta mala racha?”, entre muchas otras.

Hay situaciones comunes que producen el rápido desquicio de muchas personas. Encontrar un semáforo en rojo, una demora en el banco, que se corte la luz pueden ser desencadenantes para un ataque de ira en aquellos que no se detienen por un momento a pensar que las circunstancias son más insignificantes de lo que ellos perciben, y que detrás de éstas y muchísimas otras vivencias siempre hay aspectos positivos que podemos rescatar, elaborar y poner a jugar en nuestro favor. Quienes tienen habilidad para ver lo malo de las cosas también lo tienen para ver lo bueno, sólo que no lo utilizan o lo utilizan mal. Ver la parcialidad de las cosas (bueno o malo) es una destreza, lo ideal sería poner esta capacidad en beneficio de nuestra salud y no en perjuicio de ella. La constante observación pesimista incrementa el mal humor, la desconfianza, la paranoia, nos vulnera el autoestima, ocasiona estrés y desequilibra los ciclos de sueño y descanso. Las personas tienden a alejarse de la gente que se queja demasiado, por lo que ver siempre lo malo de las cosas disminuirá las posibilidades de interacción beneficiosa con otros, de ser receptores de generosidad y gradualmente cambiará la percepción de nosotros mismos haciéndola más y más negativa.


Cómo lo logro?



Para poder incorporar a nuestro comportamiento el hábito de la observación optimista debemos practicarla constantemente como un ejercicio diario. Para ello necesitamos aprender a corrernos por un momento del protagonismo e intentar ver las cosas desde afuera, congelar transitoriamente nuestras emociones para que no intervengan en el criterio, sobrevolar la situación como una suerte de cronista que debe realizar un informe.

Cuando notamos que estamos siendo pesimistas, rápidamente debemos repasar en nuestra mente una lista de las cosas buenas que la situación presenta y que al principio no hemos visto. Cuando alguien nos cuenta una desgracia, una queja, un reclamo; recurramos a la creación de nuestra lista mental para comprobar que incluso en situaciones ajenas hemos sido capaces de detectar aspectos provechosos que otros no logran ver.

Planteemos por ejemplo una situación de cesantía. Pensemos en una persona que no logra conseguir trabajo, y se encuentra muy deprimida por ello. La lista de problemas que debe enfrentar es extensa y rápida de crear: de inmediato pensamos en el alquiler, los hijos, medicamentos y alimentos, la necesidad de conseguir trabajo de inmediato, miles de deudas y necesidades, etc., etc., etc... Ante los pro y los contra surgen demasiados de éstos últimos, y uno tiende a pensar “Qué puede tener de beneficioso esta patética situación?” Sin embargo aunque pareciera que no existen aspectos favorables, los hay. Y aunque no se puede generalizar porque depende de cómo se presente cada caso, pensemos en algunas particularidades que pueden darse en este contexto.

Es probable que la persona haya desarrollado varias habilidades para ampliar el espectro del campo laboral. Entonces no tener trabajo por mucho tiempo puede ser el vehículo para:

  • Estudiar
  • Desarrollar potencial
  • Desempeñar diferentes puestos
  • Aprender variadas actividades
  • Ocuparse del mantenimiento del hogar
  • Fortalecer lazos familiares

Asimismo, quienes están cortos de efectivo aprenden a cocinar en vez de comprar comida hecha, cortar el pasto y hacer arreglos en vez de llamar a alguien que los haga, reparar aspectos básicos del vehículo, realizar las compras diarias con conciencia económica… En fin, a cuidar cada centavo. Esta capacidad una vez ejercitada se puede mantener aún cuando no sea necesario acotarse tanto en los gastos, lo que contribuye a un mejor resultado en los ahorros y mayor crecimiento económico.

Cuántas veces notamos que tenemos una familia que nos contiene en algún proceso doloroso, amigos que nos acompañan, hijos, trabajo, casa o terreno, un auto…Que pudimos completar nuestros estudios, que nuestros hijos nos hacen sentir orgullosos, que tenemos habilidades que no sabíamos, que las cosas malas no tenían finalmente la gravedad que aparentaban, que si se nos quemó el pollo, en la heladera tenemos suficientes ingredientes para improvisar otra cosa… Es más fácil enfocarse en lo que nos falta o que no tenemos, eso sí que surge rápidamente. Pero tomarse las cosas con menos dramatismo y hasta con un toque de humor si bien parece sumamente difícil al principio (y tal vez lo sea), a medida que lo vamos practicando finalmente surge de forma espontánea y natural.

Detrás de un divorcio, está la libertad; detrás de las deudas de juego, la posibilidad de tomar conciencia de nuestras responsabilidades; detrás de un despido, la oportunidad de autocrítica y reparación, examinando en qué pudimos haber fallado.

Ante cada situación en la que necesitamos decidir, son múltiples y variadas las alternativas posibles que existen. Es importante siempre tener presente que sea lo que fuere lo que nos ha tocado atravesar siempre, absolutamente siempre habrá algo positivo detrás de ello. Tal vez no lo veamos en el momento dadas las características invalidantes que el hecho traumático nos ocasiona transitoriamente; pero sin duda alguna allí están, sólo es cuestión de ejercitarse para aprender a identificarlas y poner cada acontecimiento de la vida a jugar en nuestro favor.

1 comentario:

  1. Es un enfoque genial. Lo que no lo hace fácil ni rápido de llevar a cabo, claro. Sin embargo, el lugar comun "todo se logra empezando" es bastante explicativo. Gracias señora psicóloga!

    ResponderEliminar