Ana era profesora de
informática en un colegio secundario de una ciudad del interior. Tenía cinco
cursos en los que daba la materia y además un taller de estudio relacionado con
el tema. En uno de los espacios de formación la directora del colegio sugirió a
todos los docentes del equipo que durante el año fueran planificando una clase
o actividad para sus alumnos que abordara el tema ESI, ya que era un contenido
que debía garantizarse y que si bien no era necesario que se ocuparan todas las
áreas, alguna debía hacerlo pues desde todas las materias se podía dar.
“Eso te va a tocar a vos”,
le susurró Ana a la compañera que estaba sentada al lado, que era profesora de
biología. “Yo desde informática qué les voy a enseñar, cómo tener sexo virtual?
Si saben más que nosotras!” mientras arqueaba las cejas y ambas se reían por lo
bajo.
Transcurridos algunos meses
la directora preguntó a Ana si había logrado abordar la temática en sus clases,
o si estaba preparando actividades para hacerlo.
-Pero yo también tengo que
dar eso?- Preguntó Ana. -No sería mejor que lo vean en el área de Biología, o
de Sociales? Incluso aún mejor: Psicología!- Exclamó.
A lo que nuevamente la
directora le explicó que el abordaje se podía hacer desde cualquier área y
cualquier materia; y que desarrolle entonces algún tipo de clase, taller, o
trabajo en donde puedan ver el tema:
-Ana, ustedes son docentes.
Se supone que están preparados para la docencia. Cuando ingresaron al sistema
educativo se suponía que contaban con la preparación y las herramientas para
diseñar, organizar y dar una clase. Si una persona no tiene la aptitud para la
docencia, que se dedique a otra cosa…! –Y continuó- Si no se te ocurre nada,
léete los lineamientos curriculares, remitite a los materiales que se han
enviado desde Nación que ahí tenés un montón para trabajar… No sé, hablá con
otros docentes que estén más en contacto con el tema a ver si te pueden
orientar…. Ya llevás años acá, no podés venir ahora a preguntar cómo abordar un
tema en el aula…
Ana se quedó boquiabierta,
un poco indignada por la llamada de atención después de tantos años al servicio
del colegio. Decidió hablar con una de sus compañeras para que la orientara un
poco. Estaba desconcertada y confundida.
Pensó en una profesora con
la que se llevaba muy bien, siempre le gustó la forma en que la veía vincularse
con sus alumnos, como la admiraban y respetaban… Pero la materia que daba le
pareció bastante poco afín a sus necesidades de informarse, suponía que
Ciudadanía tocaría muy por lo superficial el tema. De todos modos, y ante la
necesidad manifiesta fue a buscar a la docente que estaba en sala de profesores.
Luana le contó que estaba
justamente en esos momentos, desarrollando un taller con los terceros años, en
donde a lo largo de todo el trimestre iban a tocar ciertos temas de la ESI
desde lo social, lo comunitario y la formación ciudadana. A medida que Ana
escuchaba la cantidad de contenidos, temas y enfoques que había para tratar, se
daba cuenta de que no sólo a Luana no le alcanzaría el trimestre para ver todo,
sino que había verdaderamente muchísimo material para tratar desde casi cualquier
área.
-Mirá Ana, desde Ciudadanía
podemos ver todo lo que es la vinculación, la normativa; hablar con los chicos
sobre diversidad, cultura, identidad, contexto social… Impulsar la reflexión,
el diálogo, el cuidado de uno mismo… Ver las configuraciones familiares, los
estereotipos de género, prejuicios, discriminación, tradiciones… Uf…!!! Es
tanto y tan variado lo que podés abordar…!
Ana escuchaba con los ojos
redondos cuales dos huevos fritos. No terminaba de creer que hubiera tantas,
pero tantas temáticas al servicio de la creatividad.
-Estoy sorprendidísima-
Dijo. –Todo muy lindo, pero… Sigo sin comprender como Matemáticas por citarte
una materia, o Informática, que es la que doy yo, puedan tan sólo arrimar el
bochín a todo eso que me planteaste… Además, no sé si me animo a tratar temas
tan… delicados.
-Nena, te falta
entrenamiento.- Le informó Luana. –Largá el manual ése que usás hace dos
décadas y ponete a crear. Matemáticas puede echar mano de la notación
científica para el tema de los millones de espermatozoides, o acaso no hay
números en todo lo que nos rodea? Puede usar las fracciones para explicar el
ciclo de ovulación… Qué se te ocurre que puedas abordar desde tu área?- Ana mientras
pensaba con la mirada perdida- No se te ocurre nada?
Ana seguía en trance. Pero
no pensando en qué temáticas incorporar, sino que insistía en “no se me ocurre
nada”. Mirando en un punto fijo se lamentaba: “Creo que no tengo la mismas
capacidades que ésta nueva generación de docentes; que saben crear, improvisar,
resolver… Fabricar der la nada!”. Su soliloquio interno se vio interrumpido por
el cambio de tonalidad en la voz de su interlocutora.
-A ver… Ana querida. Vení,
vamos a sentarnos que te falta un empujoncito para abrir tu cabeza. Después vas
a ver cómo los proyectos te van a salir de la galera como si nada…- Luana la
llevó a Biblioteca y se sentaron a hablar más cómodas. –Informática das vos,
no?- Ana asintió con la cabeza, casi al punto de las lágrimas por la
autocompasión que sentía en ese momento, al ver que una colega mucho más joven
que ella, de un área totalmente contrapuesta a la suya y con mucha menos
experiencia le estaba dando “lecciones” de cómo salir de este vaso de agua sin
ahogarse.- Bueno, veamos… Olvidate por un momento de las planillas de cálculo,
los procesadores de texto y las funciones anidadas… Qué es lo que más hacen los
chicos de hoy cuando no están en clase? Es más, qué es lo que hacen en clase
también y que causa que permanentemente les estemos llamando la atención?
-Usan el celular. Y las
tablets…
-Bien, vos creés que hacen
un uso correcto de estas nuevas tecnologías? Las utilizan para buscar
información escolar, para informarse de las noticias, para compartir trabajos
con los compañeros?
-No, las usan para… No sé…
Para boludear! Se ponen a hacerse las lindas subiendo fotos en calzones para
ver quién les da más “me gusta”…- Luana la miraba con una sonrisa. En silencio
y con las cejas arquedas. Como esperando algo más. –Aaaaaaaaaahhhh…!!!!!!-
Exclamó Ana, a la vez que sentía que le sacaban el ladrillo de arriba del
pecho- Entonces vos decís que puedo encarar por ese lado…!!? Claaaaaaro…..
Hacer una especie de seminario de por ejemplo, los riesgos en Redes Sociales!-
Ana estaba feliz. Continuó: -Viendo cómo influye la utilización de las nuevas
tecnologías…. en….. esteeeeee… el comportamiento individual y las relaciones sociales!!!!!
Luana hizo gestos, sonrisas
y ademanes de aprobación. –Bueno, ahora que ya le encontraste la punta, te
dejos que sigas; me tengo que ir al aula. –Y se despidió.
Ana inmediatamente sacó una
birome y comenzó a escribir todos las ideas que se le estaban ocurriendo. Y
pensaba más rápido de lo que podía anotar. Escribía entre esas ideas “leer lineam curricul” y lo subrayaba fuerte.
“redes”, “padres”, “transgresores”, “cómo me ven”, “ser popular”, “cuidado del
cuerpo”, “responsable”, “adultos”, “desconocidos”, eran algunas de las palabras
que iba anotando. Escribía al margen y subrayaba nuevamente: “hablar con
prof de psico para ampliar efectos psic”…”VIDEOTECA”.
Ana comenzaba a
reflexionar. A crear, a pensar. Descubrió que el ejercicio de la docencia no
termina en el aula, dando una clase magistral; sino que debe haber continuidad
en la formación. Y variedad! “Todo tiene que ver con todo”, dijo Anaxágoras o
algún otro fulano de esos tiempos que acostumbraba pensar mucho… Ana planeaba
hablar con sus compañeros y preguntarles a todos los que pudiera cuál es la
metodología que cada uno utiliza, cómo se forma para ello, qué otras ideas
tienen para el futuro… De ahora en más no iba a enseñar sólo para afuera, sino
también para adentro.
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